entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces. A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar.- 1 Reyes 18:41-44
Mi hijo nació con problemas de visión. Después de varias visitas al oftalmólogo, cuando finalmente le ponen sus espejuelos, notamos el cambio en su visión. A pesar de que las cosas siempre estaban ahí, al usar sus espejuelos y tener la visión correcta, él comenzó a verlas como realmente eran. Notamos la emoción que sentía al ver todo a su alrededor y lo importante que es tener la visión correcta. Qué bonito es cuando nos arreglan la visión y vemos la belleza que antes no veíamos.
Al igual que a Elías, que fue a la presencia de Dios y clamó por lluvia. Entonces Elías, que tenía la visión de Dios escuchaba el aguacero, pero el criado que no tenía la visión de Dios subía y no veía nada. ¡Tuvo que subir siete veces! Entonces, ¿cómo está tu visión? Para poder ver la visión que Dios tiene para nosotros tenemos que volver a su presencia las veces necesarias hasta que nos veamos como Dios nos ve. Hasta que veamos lo que Él nos muestra. Tenemos que vernos en el espejo de Dios hasta que entendamos que lo que Él nos ha dicho se va a cumplir. Es importante entregarle nuestra visión a Dios para poder ver su verdad.
Este año proponte tener una visión correcta, cambiar el espejo con el que ves la vida y empieza a verte reflejado en el espejo de Dios. Sigamos a Cristo dejando que Él nos dirija. Dediquémosle más tiempo a la Palabra de Dios. Mirémonos en el espejo de Dios, que hará que veamos logrado lo que anhelamos. Volvamos y volvamos hasta siete veces, o las veces necesarias hasta que veamos la pequeña nube como la palma de la mano. Seamos como Elías, y recibamos la visión de Dios.
Verdad de la Semana:
Ajusta tu visión a la de Dios.
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