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Foto del escritorCDA Lares

Reflejo Defectuoso

“Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios.” – Romanos 3:23

¿Alguna vez te has mirado en el espejo y te has quedado observando cada pequeño defecto? ¿Una cicatriz, una arruga o algo que quisieras cambiar? Es fácil concentrarse en lo que está mal cuando miramos el espejo. Pero la verdad es que esto también sucede en nuestros corazones. Todos tenemos defectos. La Biblia nos recuerda que cada persona ha pecado y está destituida de la gloria de Dios. Ninguno de nosotros es perfecto, y ningún esfuerzo puede borrar nuestros errores ni cambiar nuestro pasado. Pero aquí está la buena noticia: Dios no nos pide que seamos perfectos. Nos pide que seamos honestos. Cuando le entregamos nuestros defectos, Él obra en nosotros para transformarnos.


Piensa en una vasija rota, parece inútil. Pero si se pone una luz en su interior, las grietas permiten que la luz brille a través de ella. De la misma manera, Dios usa nuestras debilidades para mostrar Su fortaleza. Cuando reconocemos nuestras fallas, abrimos la puerta para que Dios trabaje en nosotros y a través de nosotros. Pero hay algo de lo que debemos cuidarnos: dejar que nuestras fallas nos definan. Si bien es importante reconocer dónde necesitamos crecer, no podemos permitir que esas fallas nos hagan sentir avergonzados. Dios no te ve como “demasiado roto” o “no lo suficientemente bueno”. Te ve como Su hijo, amado.


Entonces, ¿qué ves cuando miras el espejo de tu corazón? ¿Te sientes agobiado por tus errores, o permites que Dios los use para Su gloria? Recuerda, el crecimiento comienza con la humildad. Admite dónde te has quedado corto, pero no te quedes ahí. El enemigo quiere permanezcas atrapado en la culpa o la vergüenza, pero Dios quiere que sepas que eres perdonado y amado. Lleva esas debilidades a la cruz y deja que Él convierta tus fallas en algo hermoso. Hoy, tómate un momento para agradecer a Dios por amarte tal como eres y por ayudarte a convertirte en quien Él te creó para ser. Tu reflejo puede no ser perfecto, pero en las manos de Dios se convierte en una obra maestra.

 

Verdad de la Semana:

Mis defectos son para su Gloria.





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