“Tomen… la espada del Espíritu, que es la PALABRA de Dios”. - Efesios 6:17 (NVI)
Tenemos que aceptar la realidad de que estamos en guerra. Esto es una guerra real, la diferencia es que no podemos ver físicamente a los atacantes. Si escogemos ignorar esta guerra, no significa que vaya a desaparecer, o que se hará más fácil. Tarde o temprano las flechas enemigas nos encontrarán y nos tomarán desprevenidos. Tenemos que entender que en esta guerra no podemos quedarnos sin hacer nada, tenemos que defendernos, y como dice un viejo refrán: “la mejor defensa es estar en la ofensiva”. Las guerras físicas se pelean con diferentes estrategias y armas. De igual manera son las batallas espirituales. Por eso, como soldados responsables, tenemos que entrenarnos y educarnos en las estrategias y armas que tenemos disponibles. Y ese entrenamiento tenemos que compartirlo con el batallón que Dios nos ha regalado: nuestra familia.
Jesús sabía que íbamos a estar en guerra en este mundo. Pero aun así no pidió al Padre que nos quitara del mundo, sino que nos diera las armas necesarias para contraatacar: “Santifícalos en la verdad: Tu Palabra es la verdad” (Juan 17:15-17). Santificar quiere decir “dedicar”. Jesús quería que nos dedicáramos a la verdad, esa sería la forma de protegernos del mal. Y no sólo nos dice el arma a utilizar (la verdad), sino que nos dice donde encontrarla: La Palabra. La Palabra de Dios es el arma mas poderosa para contraatacar en esta guerra espiritual. Pero hay que “santificarnos”, o dedicarnos a ella. Tenemos que conocerla, tenemos que enseñarla a nuestros hijos, tenemos que utilizarla y defenderla como nuestra verdad. Una de las estrategias más modernas que el enemigo está utilizando en esta guerra es el exceso de información. Todos los días nuestros niños y jóvenes pasan frente a una pantalla entre 4-9 horas. Y todos los días son atacados con nuevas tendencias e información que trata de impregnarle en su mente y en su corazón una "nueva verdad”. Es una guerra que pelean todos los días.
¿Recuerdas las películas del viejo oeste donde dos hombres se enfrentaban a un duelo por la vida? ¿Imaginas tener que enfrentarte ese duelo y justo cuando escuchas el click del arma de tu enemigo te das cuenta de que tu “baqueta” está vacía? ¿Cuál sería el final de esa película? Para pelear esta batalla hay que tener nuestras armas listas. ¿Cuántas horas al día dedicas para preparar tus “armas” para el contrataque? ¿Cuánto tiempo dedicas para enseñar la verdad, que es la Palabra, a tu familia? Esa verdad será como flechas, como dardos, como espada. No sólo para defenderte, sino para poder contraatacar a los que quieran desmentir tu fe e intentar cambiarla por la última tendencia del momento.
Verdad de la Semana:
No pelees desarmado, toma tu espada, que es la Palabra de Dios.
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