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Foto del escritorCDA Lares

Entendiendo el Crecimiento

Así que ustedes, queridos hermanos, puesto que ya saben esto de antemano, manténganse alerta, no sea que, arrastrados por el error de esos libertinos, pierdan la estabilidad y caigan. Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén.- 2 Pedro 3:17-18 (NVI)

Si alguna vez has tratado de mantener viva una planta o un jardín, probablemente hayas notado el tiempo y la energía que se necesita para ayudar a que las plantas crezcan. Sin embargo, a medida que la planta prospera y florece, todo el arduo trabajo realizado para nutrirla da sus frutos. La porción en 2 Pedro 3 nos dice que “crezcamos en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor”. Esto no se refiere al crecimiento físico como el que podrías ver en una planta. Más bien, este pasaje se refiere al crecimiento espiritual y al acercamiento a Dios.


Dios mismo es un jardinero, plantando el primer jardín que se describió como “agradable a la vista y bueno para comer”(Génesis 2:8-9) Jesús enseñó a través de la parábola de la viña, explicando que su Padre era el jardinero (Juan 15:1) y describiéndonos como ramas de una vid que Dios cuida. ¿Alguna vez te preguntaste porque Dios envió a Jesús como un bebé? ¿Por qué Dios no simplemente dejó a Jesús en la tierra como un hombre adulto, para comenzar de inmediato a compartir Su mensaje? Porque Dios valora el proceso de crecimiento, hay cosas que aprender durante todo ese proceso y eso incluye un crecimiento significativo en nuestras vidas. Pero el crecimiento lleva tiempo.


El plan de Dios es que vivamos vidas fructíferas y abundantes (Juan 10:10), pero esa abundancia no se desarrolla si no estamos dispuestos a darle al Señor, nuestro jardinero, el derecho de trabajar en nuestras vidas. Dios es fiel para terminar el crecimiento que ha comenzado en tu vida (Filipenses 1:6) Pero no podemos ser como el niño que planta una semilla y la desentierra impacientemente después de unos días para ver por qué no está creciendo. Debemos someternos al plan de crecimiento (según nosotros, lento) de Dios. Pero aquí está la promesa: a medida que te sometes a Dios, se está formando un fruto en la vid aunque aún no puedas verlo.

 

Verdad de la Semana:

Dios terminará el crecimiento en tu vida.

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