Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo- Filipenses 3:20 (RVR1960)
Muchos se enorgullecen de ser ciudadanos de uno u otro país. Conocemos países con mayor progreso económico, estabilidad política o libertades. Sus ciudadanos suelen decir con orgullo “yo soy ciudadano de __________”. Entonces, ¿acaso los hijos de Dios no deberíamos decir con orgullo “yo soy ciudadano del Reino Celestial”? ¿Estás consciente de que como hijo de Dios eres ciudadano de Su Reino? Si esto es una realidad en tu vida, ¿es tu vida ordinaria o extraordinaria? Quizás me dirás que ordinaria. Con frecuencia pensamos que una vida extraordinaria consiste en visitar el mundo hospedándote en hoteles 5 estrellas, tener una casa lujosa y varios autos. Pero que tristeza saber que “…cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9); y muchos de sus hijos viven aferrados a una visa temporal, sin disfrutar de los beneficios de la ciudadanía eterna.
En muchas ocasiones los hijos de Dios nos desenfocamos. No nos damos cuenta de cuan extraordinaria puede ser nuestra vida cuando la vivimos en obediencia al Padre. Mientras preparaba este devocional, llegó a mí el personaje bíblico de Dorcas, una ciudadana del cielo viviendo una vida extraordinaria. El relato que menciona a Dorcas en la Biblia es corto, pero de él se pueden obtener enseñanzas extraordinarias. La descripción del carácter de Dorcas que se presenta en Hechos 9:36-42 comienza por afirmar que ella era una discípula que abundaba en buenas obras. Dorcas muere y los miembros de aquella comunidad se entristecen. Finalmente, el relato nos muestra cómo Dios permite que Dorcas resucite, lo que llevó a que muchos creyeran en el Señor. No importando la situación, lo que Dorcas hacía y vivía glorificaba al Padre. Esto hace que su vida sea una extraordinaria.
Piensa por un momento. ¿Los eventos ocurridos en mi vida hacen que otros vean a Cristo en mí? ¿Mis obras dan testimonio de que soy un discípulo de Jesucristo? ¿O vivo mi vida como si el Reino al que sirvo fuera de este mundo? Amados, la vida de los hijos de Dios siempre es extraordinaria. Porque cada evento, situación y decisión glorifica Su nombre. Si tu vida ha caído en la monotonía de leer un devocional en la mañana, visitar la iglesia dos veces por semana, leer la Biblia de vez en cuando, y todo “por cumplir”; entonces, ya sabes por que no estás viviendo la vida extraordinaria que Dios designó para ti. Por favor, no te conformes con una vida ordinaria. Encuéntrate con Dios cada día, no para cumplir, sino para conocerle en espíritu y verdad. Entiende que aquel que le sirve de todo corazón, vivirá una vida extraordinaria donde Jehová es siempre glorificado.
Verdad de la semana:
Vivir como ciudadano del Reino es extraordinario.
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